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AMBIENTE  Y  SALUD

 

POR GUSTAVO ESPINOZA CHAVES MSc/ MÉDICO CIRUJANO. Jueves 12 de junio 2014

Muchos se preguntarán, ¿qué tiene que ver el ambiente y mi salud?  La respuesta a esta pregunta radica en que en el último cuarto de siglo se ha abierto una nueva teoría donde se conceptualiza la salud, ya no como parte de un continuum donde en un extremo está la salud y en el otro la enfermedad, sino como el resultado del desarrollo armónico de la salud, vista ésta como un proceso donde interactúan diferentes factores: sociales, económicos, políticos, culturales, psicológicos, legales, educativos, recreativos, de ingreso y el ambiente.

El ambiente, entendido en sentido amplio, se puede definir como un conjunto de interrelaciones entre el individuo y su entorno.  Las personas se agrupan organizadamente en estructuras sociales (tanto individual como en grupo), utilizan recursos a partir de materias primas.  Se relacionan con un medio físico (suelo, agua, aire) que sirve de soporte, sustento y almacenamiento de los residuos que producen.  Por ello, es fácil deducir que un problema en la salud del ambiente puede convertirse en un problema para la salud de las personas, y a su vez que los problemas de salud de las personas pueden tener un componente ambiental.

Cada habitante produce 0.92 Kg de residuo sólido por día (basura), y el 75 % de estos residuos sólidos son recolectados y frecuentemente dispuestos de modo inadecuado.  El 39 % de los hogares viven en condiciones de pobreza y el 37 % de las viviendas son inadecuadas para ser ocupadas por personas lo que implica un serio problema de salud pública como lo es la enfermedad de Chagas, las infecciones respiratorias agudas, las alergias e incluso la violencia intra-familiar.

La problemática ambiental local la podemos enmarcar en contaminación atmosférica (industrial y doméstica), contaminación sónica (desde subir el volumen del equipo de sonido en casa), contaminación del agua, acúmulo de microbasurales y escombros por malos hábitos de la población, el uso indebido del suelo por falta de un plan regulador municipal, la seguridad y calidad de los alimentos ya que sectores de bajos recursos económicos consumen alimentos no envasados y manipulados inadecuadamente, las quemas no autorizadas muy comunes en muchos barrios (basura, hojas, etc.) y las calles sin pavimentar que producen emisiones de material particulado afectando así la salud de las personas.

Cada vez más personas comienzan a asumir una mayor preocupación por el ambiente, independientemente de su condición socioeconómica, edad o preparación, al asociar la calidad de vida con las condiciones ambientales del entorno.  Esta situación está requiriendo esfuerzos para construir una institucionalidad ambiental capaz de asumir las demandas ambientales locales a fin de enfrentar los problemas que se generan en nuestro barrio o en nuestro municipio y que son percibidos por los habitantes como un deterioro de su calidad de vida.

Para ello algunas acciones ambientales que se pueden implementar a nivel local son la elaboración de diagnósticos ambientales participativos, el apoyo a la fiscalización ambiental como sería la denuncia de quemas ilegales, los programas de manejo de residuos con el fin de reciclar y eliminar los basurales, las campañas de salud pública y de educación ambiental para el control de vectores, el ahorro energético y el reciclaje, las acciones de manejo ambiental para la preservación de áreas protegidas y la conservación de la fauna y la flora, y las campañas de forestación y cuidado de área verdes.

En las políticas de salud ambiental, esta orientación se debe reflejar en políticas que vayan más allá del saneamiento ambiental y los tradicionales procedimientos técnicos.  Hoy se requiere incorporar una concepción en torno a la construcción de espacios locales sostenibles y saludables.  Cada persona, cada familia, la comunidad entera, la municipalidad, el sector salud y el sector privado no deben aparecer como entes dispersos en este nivel primario ambiental, sino como elementos integrados de una estrategia participativa, cuya meta es mejorar el entorno local para alcanzar mejores y más saludables condiciones de vida.  El aumento de la conciencia ambiental debe expresarse en nuevas conductas que favorezcan el desarrollo de una responsabilidad ciudadana en torno a la defensa y protección del ambiente.

Por lo tanto, el desarrollo debe entenderse como una mejora de la calidad de vida de las personas que deberá conseguirse con un uso armónico de los recursos que nos permita equilibrar esos flujos que interrelacionan a los individuos con su medio físico y social con el fin de conservar y mejorar la calidad del ambiente de manera que promueva una mejor salud y calidad de vida de la población.

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